O todo o nada. No hay concesiones ni medias tintas. Mucha gente trata
de vivir conforme a los Diez Mandamientos o cumpliendo la ley divina o el
Sermón del Monte, porque piensan que pueden lograr que Dios les acepte. No se
dan cuenta de que las normas de Dios son absolutas.
Quien piensa vivir conforme a cualquier ley, está bajo la
obligación de cumplirla en su totalidad. Al faltar en un solo punto, pasa de
ser una persona obediente a transgresor. Este es el argumento que Pablo quiere
dejar claro en el pensamiento de los legalistas religiosos. Es imposible
cumplir cabalmente con todas las normas porque todos fallamos en algún punto.
Al hacerlo, pasamos a pertenecer al sindicato de pecadores culpables.
PRUEBA DE LA BENDICION DE ABRAHAM 3:6–9
Pablo basa su premisa en el Antiguo Testamento. Los
judaizantes afirmaban que esos libros sagrados apoyaban su punto de vista y
ponían sus esperanzas en Abraham, llamándose “hijos de Abraham”. Pero el
apóstol demuestra que el origen de su punto de vista procede de la misma fuente
de autoridad que ellos decían aceptar. Les enseña que aun el patriarca fue
justificado por la fe. Conforme a ese principio, les recuerda que el Señor
había revelado que los gentiles serían bendecidos en Abraham por la misma fe,
no por obediencia a la ley.
¿Cómo recibió Abraham la bendición prometida? Pablo
demuestra que fue declarado justo por causa de su fe (v. 6). A continuación
explica la relación entre la fe de Abraham y la posición de ellos como gentiles
(vv. 7–14). Los verdaderos hijos de Abraham son quienes se identifican con su
fe (vv. 7–9). No todos los hijos físicos del patriarca son sus verdaderos
hijos, sino los de la fe (v. 7).
Este principio de herencia basada en la fe se extiende a
los gentiles también. Aunque la gente los consideraba “paganos”, a ellos también
se les ofreció la promesa de bendición a través de Abraham (v. 8) porque el
pacto que Dios hizo con él incluía bendición para todas las naciones. Por lo
tanto, todos los que creen pueden recibirla, ya sean gentiles o judíos, porque
la bendición de Dios se recibe por la fe, no por la ley (v. 9).
Sin importar que fueran judíos o gentiles, aquellos que
quisieran identificarse con Abraham, tenían que seguir su camino (v. 7). Parte
de la lógica que respalda esta conclusión se encuentra en el sentido que los
hebreos daban a la expresión “hijos de”, misma que se utilizaba para señalar la
característica distintiva de alguna persona o grupo. Los “hijos de
desobediencia” están caracterizados por la rebelión. Los “hijos de ira”,
recibirán el enojo de Dios y serán juzgados por él. Así, los hijos de Abraham
son quienes se parecen a su padre.
Por lo tanto, los de la
fe también son “hijos de Abraham”. Quienes no se parecen a él no pueden ser sus
hijos, aunque puedan trazar su descendencia física hasta él. ¿Cuál es la
característica distintiva que Pablo señala en cuanto a Abraham (v. 9)? Dice que
los que creen, son sus hijos; quienes no creen, no lo son