Para nadie es un misterio que los
diversos acontecimientos a nivel local y mundial, hacen presagiar que en un
futuro próximo, las condiciones de vida de la humanidad será afectada drásticamente
por el aumento de las temperaturas a nivel mundial, la reducción de las
reservas de agua y el derretimiento de glaciares y de los hielos antárticos,
entre otros. A estos factores, podemos agregar el declive de la moralidad en la
sociedad occidental, la constante corrupción de los gobiernos, aumento de la
anarquía y violencia en la sociedad civil, aparición de pandemias a nivel
mundial, ocurrencia de desastres naturales cada vez más frecuentes, además de
guerras y rumores de guerras.
Por otra parte, la proliferación de
religiones falsas y el aumento de la apostasía a niveles alarmantes, nos debe
hacer reflexionar en lo que dijo nuestro Señor Jesucristo: “Cuando estas cosas
comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra
redención está cerca” (Lc. 21:28).
Probablemente, estemos tentados a
interpretar la biblia en la medida que estos acontecimientos ocurren. Sin embargo,
debe ser lo contrario. Los acontecimientos que hemos descrito y muchos otros
más, deben ser interpretados a la luz de las escrituras. La razón por la cual sabemos que los eventos
relacionados con la segunda venida de Cristo, están a la vuelta de la esquina,
no es simplemente porque estas cosas están sucediendo, sino porque el mismo Señor Jesús las anunció y
prometió regresar.
A continuación, queremos compartir
tres motivos poderosos para estudiar y esperar con diligencia, los eventos
relacionados con este glorioso acontecimiento:
1.
Produce santificación:
“Pero el día del
Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande
estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras
que en ella hay serán quemadas. Puesto
que todas estas cosas han de ser deshechas, !cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir!”
(2 Ped. 3:10-11)
“Amados, ahora
somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero
sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos
tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro”
(1 Jn. 3:2-3)
2. Produce esperanza:
“Por lo demás,
me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo,
en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.” (2
Tim. 4:8)
“Enjugará Dios
toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto,
ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.” (Ap. 21:4)
“Luego nosotros
los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con
ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”. (1 Tes. 4:17)
3. Mantiene el estado de alerta entre los
creyentes:
“Velad, pues,
porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. Pero sabed esto, que si
el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no
dejaría minar su casa. Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el
Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis.” (Mt. 24:42-44)
“Entonces el reino de
los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a
recibir al esposo. Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. Las
insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; mas las prudentes tomaron aceite en sus
vasijas, juntamente con sus lámparas. Y tardándose el esposo, cabecearon todas
y se durmieron. Y a la medianoche se oyó un clamor: !!Aquí viene el esposo;
salid a recibirle! Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron
sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro
aceite; porque nuestras lámparas se apagan. Mas las prudentes respondieron
diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que
venden, y comprad para vosotras mismas. Pero mientras ellas iban a comprar,
vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se
cerró la puerta. Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo:
!!Señor, señor, ábrenos! Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no
os conozco. Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del
Hombre ha de venir.” (Mt. 25:1-13)