INTRODUCCION:
Hemos
visto en la sección anterior, desde la base de aceptar la deidad de Cristo, aseveraciones directas
respecto a Su deidad. En esta sección continuaremos conociendo otras
afirmaciones que confirman que El, Cristo, es quien dijo ser; Dios.
DESARROLLO:
Solicitó y aceptó adoración como
Dios
La adoración reservada únicamente para Dios.
Postrarse en homenaje es el más grande acto de
adoración y veneración que puede
realizarse para Dios. (Leer Juan 4: 20-22; Hechos 8: 27).
Adoración en espíritu y en verdad
(Juan 4: 24).
“Al Señor tu Dios adorarás”
(Mateo 4. 10, Lucas 4: 8).
Jesús recibió y acepto adoración como Dios.
El leproso se postró ante El…
Mateo 8: 2
El hombre que había nacido ciego,
después de ser sanado, le adoró. Juan 9: 35-39.
Los discípulos le adoraron,
diciendo: Verdaderamente eres el Hijo de Dios. Mateo 14: 33
Luego dijo a Tomás: Pon aquí
tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas
incrédulo, sino creyente. Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío,
y Dios mío! Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste;
bienaventurados los que no vieron, y creyeron. Juan 20: 27-29
LO QUE DIJERON OTROS
PABLO:
Por lo cual Dios también le
exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para
que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos,
y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que
Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. Filipenses 2: 9-11.
Tito:
Aguardando la esperanza
bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador
Jesucristo. Tito 2: 9
JUAN EL BAUTISTA:
Y descendió el Espíritu Santo
sobre él en forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo que decía: Tú
eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia. Lucas 3: 22.
PEDRO:
El les dijo: Y vosotros,
¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el
Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres,
Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que
está en los cielos. Mateo 16: 15-17.
Jesús, en lugar de reprender a
Pedro, por imprudente, como lo habría hecho un dirigente o líder religioso, El
bendice a Pedro por su confesión de fe.
Pedro confirma su creencia:
Sepa, pues, ciertísimamente toda
la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha
hecho Señor y Cristo. Hechos 2: 36
TOMÁS:
Entonces Tomás respondió y le
dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! Juan 20: 28
John Stott, dice lo siguiente
respecto a esta declaración:
“El domingo siguiente después de
la pascua, el incrédulo Tomás, se halla
junto con los otros discípulos en el aposento alto cuando aparece Jesús. El
invita a Tomás a que palpe sus heridas y Tomás, sobrecogido de temor, exclama,
¡Señor mío y Dios mío! (Juan 20: 26-29). Jesús acepta la designación. Reprende
a Tomás por su incredulidad, pero no por causa de su adoración.”
EL ESCRITOR DE HEBREOS:
Más del Hijo dice: Tu
trono, oh Dios, por el siglo del siglo; Cetro de equidad es el cetro de tu
reino. HEBREOS 1: 8.
ESTEBAN:
Y apedreaban a Esteban, mientras
él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu. HECHOS 7: 59.
Esteban solicita aquí de Jesús
precisamente lo que Jesús solicitó del
Padre mientras se hallaba en la cruz. Por lo cual Esteban le concede a Jesús
las cualidades de la deidad.
CONCLUSION:
El
hombre que lea el Nuevo Testamento y no sea capaz de ver que Cristo reclama ser
más que meramente un hombre, podrá mirar al cielo durante el mediodía de un día
sin nubes y no verá el sol.
Para finalizar, leer Juan 20:
30-31. Bendiciones.