INTRODUCCION:
Dentro de la serie;
“Porque aceptamos la Deidad de Cristo” hemos examinado, brevemente, la
Biblia, que cuenta la historia de Cristo, y porque creemos en ella.
Hemos llegado a la siguiente conclusión:
LA BIBLIA ES VERAZ E HISTORICAMENTE DIGNA DE CONFIANZA.
Entonces, como la Biblia es digna de
confianza, porque es la Palabra de Dios, y en ella encontramos afirmaciones
sobre la deidad de Cristo, este ya es un primer e importantísimo punto para
aceptar esta verdad absoluta: CRISTO ES DIOS.
DESARROLLO:
Por
lo tanto, desde esta posición, que Cristo es Dios, nos preguntamos, ¿Quién es
Cristo? ¿Qué tipo de persona es El? Lo que Cristo es, es tan importante como lo
que el hizo.
Veamos:
El
no cabe en el molde de otros líderes religiosos, dice Tomás Schutz; “Ningún
líder religioso reconocido, ni Moisés, Pablo, Buda, Mahoma, Confucio, etc., ha
aseverado ser Dios; esto es con la excepción de Jesucristo. Cristo es el único
líder religioso que ha asegurado ser Dios y el único individuo que ha logrado
convencer a una gran porción de la humanidad de que El es Dios”.
Ahora, ¿Cómo podía un “hombre” hacer que otros
pensaran que era Dios?
Primero; Sus enseñanzas eran la última
palabra, finales, por encima de las de
Moisés y de los profetas. Nunca añadió mejoras o revisiones a sus pensamientos,
nunca se retractó o cambió, nunca se permitió adivinar, suponer o hablar con
algún grado de incertidumbre. Esto es absolutamente contrario a los maestros
humanos y sus enseñanzas.
Segundo; según Foster, la razón que opaca a
todas las demás, que condujo directamente a la ignominiosa ejecución del
Maestro de Galilea fue su increíble aseveración, de que El, que era aparentemente
el hijo de un carpintero criado entre las virutas y el aserrín de Su padre, ¡Era
en realidad Dios en la carne!
Alguien podría decir, “por supuesto Jesús es
presentado de ese modo en la Biblia porque ella fue escrita por sus asociados,
los que deseaban dejar un memorial imperecedero para El”. Sin embargo, el hecho
que se rechace la Biblia, no significa rechazar toda la evidencia,
encontrada por medio de los registros
históricos.
Sin embargo, si tomamos una posición
históricamente objetiva frente a esta cuestión, se descubre que aún la historia
secular afirma que Jesús vivió en la tierra y que fue adorado como Dios. Fundó
una iglesia que le ha adorado durante 21 siglos. Cambió el curso de la historia
Ahora, en el juicio, ante las preguntas de los
fariseos, Jesús acepta el desafío y admite que El reclama ser los tres, el
Mesías, el Hijo del Hombre, el Hijo de Dios. Vosotros decís, Humeis
legete, (Lucas 22:70), es simplemente un
modismo griego para `Si’.
También es necesario
decir que el juicio seguido contra Cristo, no fue un juicio ordinario.
Entre los juicios
criminales, éste es único en el sentido en que no son las acciones sino la
identidad del acusado el asunto del juicio. El cargo criminal esgrimido
contra Cristo, la confesión o testimonio o,
más bien, acto en presencia de la corte, en base a la cual se le declaró
reo, la interrogación por el gobernador romano y la inscripción y proclamación
sobre su cruz en el momento de la ejecución, todo está conectado con la
pregunta relativa a la verdadera identidad y dignidad de Cristo, ¿Qué pensáis
del Cristo? ¿De quien es hijo?
OTRAS ASEVERACIONES
SOBRE SU DEIDAD
Igualdad con el
Padre:
Leer Juan 10: 30-33.
Esta viva declaración es el clímax de las afirmaciones de Cristo en lo
concerniente a la relación entre el Padre y El, el hijo, provoca la ira
descontrolada de los fariseos.
Leer Juan 5: 17-18.
Jesús se pone a la par con la actividad de Dios y de este modo justifica el
haber obrado esa sanidad en el Sabath. Jesús dice, “Mi Padre”(ho pater mou), no
nuestro padre, reclamando una relación muy esencial con el Padre.
Jesús da a entender
también que mientras Dios está trabajando, El, el hijo, trabaja igualmente. Una
vez más, los judíos entendieron que la idea involucrada era que El era el Hijo
de Dios.
“YO SOY”
Leer Juan 8:58.
Nuestro Señor reclama el incomunicable nombre del Ser Divino, como los judíos
entienden su significado, buscan apedrearle.
Campell, dirigiéndose
a los no Judíos, declara: Es
perfectamente claro que nosotros también debemos entender que la expresión YO
SOY, (eimi), tenía como finalidad declarar la absoluta deidad de Cristo por el
hecho de que El no intentó dar explicaciones. El no procuró convencer a los
judíos de que ellos le habían entendido mal, sino que mas bien el repitió la
afirmación varias veces en diferentes ocasiones
CONCLUSION:
Aquellos que profesan
celo por el único Dios no le honran como se debe, a menos que honren al Hijo
como honran al Padre.
CONTINUARÁ.